domingo, 5 de septiembre de 2010


"Has llegado demasiado lejos, princesa Uru -le advirtió la voz de la diosa-.
Hemos decidido castigarte y liberar a tu tribu de tus desvaríos y tu mal gobierno. 
A partir de ahora sabrás lo que significa luchar por tu propio sustento. 
Trabajarás continuamente, sin descanso por los siglos de los siglos".
La envolvió con su oscuro manto y la hizo desaparecer
ante los ojos estupefactos de los consejeros.
En su lugar había quedado un insecto pequeño, de cuerpo oscuro y velloso, 
provisto de ágiles patas, que comenzó inmediatamente a tejer una complicada tela 
con el hilo que extraía de su propio cuerpo. Desde entonces Uru, 
la araña de nuestra leyenda sigue tejiendo sin descanso 
para ganar el perdón de los dioses por sus antiguos errores. 

No hay comentarios: