miércoles, 27 de enero de 2016

miércoles, 20 de enero de 2016

Sal de la tarta



El rey Nólimoc era un ser tremendamente goloso pero también cruel y caprichoso.
Un día se levantó con el antojo de comer la mejor tarta que jamás se hubiese probado, así que avisó a todos los pasteleros del reino de que iría pasando por cada una de sus cocinas a probar su postre maestro.
Nólimoc junto al anuncio real, prometió que, al pastelero que consiguiera satisfacer su dulce gula, le nombraría Repostero Real. Lo que no aclaró el  antojadizo y feroZ rey, pero todo cocinero del reino sabía, es que aquellos que no lo consiguieran se convertirían en comida para sus feroces perros.

De esta forma comenzó la  búsqueda y como podréis suponer, según pasaban los meses, los perros de Nólimoc engordaban de manera inversamente proporcional al número de pasteleros que desaparecían en el reino.

Los días previos a la llegada de Nólimoc eran vividos por el pueblo con tremenda tristeza y solidaridaZ con el cocinero y su familia, intentando ayudar en lo que fuera posible a lograr la satisfacción del rey y convirtiendo tal empresa en un objetivo comunal. Pero una y otra vez el fracaso daba con los huesos del cocinero de turno en las mandíbulas caninas.

Pasaron años y el rey no hallaba postre que le satisficiera.
“No puede ser tan difícil hacer una tarta exquisita” y tras quedarse pensando un buen rato tuvo una gran idea.
Él mismo iba a realizar la tarta y vanidoso como era, anunciaría una fiesta en el reino para que le vieran degustar su majestuosa y descomunal tarta.

Eligió los mejores ingredientes, seleccionó él mismo las mejores frutas, leyó y consultó los diferentes secretos de la repostería más selecta y finalmente tras acabar su tarta, llegó el día anunciado.

Vinieron de todas partes al festín del rey, se engalanó el castillo y todo se predispuso para que se viera el gran triunfo culinario de Nólimoc.

Tras la gran comilona llegó el momento, se hizo el silencio y la tarta apareció. Todos se quedaron observando atentamente, los corazones latían y alguna boca salivaba ante el delicioso aspecto de la tarta.

Nólimoc apresó su tenedor, cogió un buen trozo de tarta, miró sonriente al pueblo y después a su preciado tesoro y al fin lo metió en su boca.



Lo último que se pudo ver de Nólimoc fue una especie de cara de asco, antes de que los perros se lanzaran posesos ante el rey y empezaran a devorar al cocinero.

Para acompañar la Imáfora, Sal de la tarta  .SaluZ, besos y abraZos.

miércoles, 13 de enero de 2016

En Albanta


- ¿Qué ves?
- Una vieja tienda. Dumont. Venta al mayor pone.
- Noo ¿Qué ves?
- No sé... hay luz  y parece que hay gente dentro... 
- ¿Qué más?
- No es una tienda
- ¿no?
- No. Están bailando. Se escucha música
- ¿Qué ves?
- Veo que ríen, alguno... alguno está volando a ras del techo mientras otros bailan con sus bocas y cantan con los pies. La música sale de su interior, de cada uno de ellos pero es armoniosa. 
 Dentro no es de noche, veo el sol y el cielo es azul, y no existe la mentira ni el miedo. veo...
- ¿lo ves?
- Sí, lo veo.

Para acompañar la Imáfora, Albanta. SaluZ, besos y abraZos.


miércoles, 6 de enero de 2016

Ilusión

Hoy es un día especial, de los más lindos que existen para mi. Por su magia, su ilusión, su verdad y su fantasía. El día de hoy, unido a la noche de ayer nos llena el corazón de recuerdos felices y el estómago de nervios. Un día para la infancia que nos hace volver a ser niños queramos o no, los festejemos más o menos. 
Os deseo un feliZ día de Reyes y que nunca nunca perdáis la ilusión. SaluZ, besos y abraZos.